Un embarazo saludable
Última actualización : 04 February 2016El embarazo es un periodo en el que los requisitos nutricionales aumentan a causa de la demanda del bebé en crecimiento. Para disfrutar de un embarazo saludable es especialmente importante llevar una dieta y un estilo de vida sanos, ya que afectan tanto a la salud de la madre como a la del bebé. Las recomendaciones dietéticas para las embarazadas son parecidas a las que se dan a la población general, pero hay algunos detalles importantes que conviene saber.
Comer sano antes y durante el embarazo
Una dieta sana es importante tanto a la hora de prepararse para un embarazo como durante este. Esto se debe a que unos bajos niveles de nutrientes pueden afectar a la salud del bebé desde las primeras fases del embarazo1-4. Los embarazos pueden producirse incluso de forma no planeada, por lo que es especialmente importante que las mujeres fértiles coman bien. Los datos indican que el estado nutricional de la madre antes del embarazo y en su transcurso puede afectar a la salud del niño, no solo a corto plazo sino a lo largo de toda su vida; es lo que se llama programación nutricional5.
A las embarazadas, igual que a la población general, se les recomienda llevar una dieta equilibrada (con algo de atención adicional)1-4:
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Gran cantidad de productos basados en cereales, preferiblemente integrales, y otros alimentos ricos en almidón
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Gran cantidad de frutas y verduras, como mínimo 5 raciones al día (bien lavadas o peladas)
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Varias raciones de lácteos al día (evitando productos crudos y quesos madurados con moho), preferiblemente con bajo contenido en grasa
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Cantidades moderadas de carne magra, huevos, pescado y otras fuentes de proteínas (evitando productos crudos); elegir regularmente fuentes saludables de grasas como aceites vegetales, frutos secos y pescados grasos, como el salmón, la caballa y el atún fresco
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Limitar la cantidad de azúcar y sal añadidas
Al intentar tener un hijo, los hombres también deberían considerar realizar cambios en su dieta y su estilo de vida, puesto que pueden afectar a su fertilidad. Llevar una dieta variada y sana, reducir el consumo de alcohol y tratar de alcanzar un peso saludable pueden mejorar la calidad del esperma y las posibilidades de concebir4.
Equilibrio energético
Lo ideal sería que las mujeres trataran de conseguir un peso corporal saludable antes de quedarse embarazadas y evitar ganar un peso excesivo durante el embarazo2,4. La ganancia de peso excesiva durante el embarazo puede deberse a la idea de que las mujeres tienen que "comer por dos". En realidad, de media una mujer moderadamente activa necesita 2.000 kcal/día, y durante el embarazo solo necesita:
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70 kcal/día adicionales durante el primer trimester
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260 kcal/día adicionales durante el segundo trimester
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500 kcal/día adicionales durante el tercer trimester6
Requisitos nutricionales adicionales para favorecer el desarrollo del feto
Si bien una dieta equilibrada proporciona de manera suficiente la mayoría de los nutrientes esenciales, algunos nutrientes son especialmente importantes para un bebé y muchas mujeres no pueden obtenerlos en cantidad suficiente solo de lo que comen1-4,7. Un aporte suficiente de ácido fólico durante un mes antes de la concepción y durante el primer trimestre de embarazo reduce en gran medida el riesgo de malformaciones en el tubo neural1,8. Muchos países recomiendan que las mujeres embarazadas y las que pueden quedarse embarazadas coman alimentos ricos en folatos y tomen suplementos de ácido fólico (400 μg/día)1-4.
Se pueden recomendar otros suplementos nutricionales si existe un riesgo elevado de que la mujer no pueda obtenerlos en cantidad suficiente a través de la dieta1-4. Antes de quedarse embarazada, sería adecuado realizarse un análisis de sangre para comprobar el estado nutricional y obtener asesoramiento de un profesional de la salud sobre si se necesitan suplementos, en especial, vitamina D, hierro y yodo. Para satisfacer la mayor demanda de calcio, a veces se recomienda a las embarazadas que consuman tres raciones de productos lácteos al día1-3. Aunque también es importante una ingesta adecuada de vitamina A, las embarazadas deberían evitar comer hígado y suplementos con vitamina A preformada (retinol), puesto que un exceso puede resultar perjudicial para el bebé1-4.
Las mujeres embarazadas deberían aumentar su ingesta de DHA (ácido docosahexaenoico), un ácido graso de la serie omega-3 que es esencial para el desarrollo normal del cerebro. Esto se debe a que la capacidad del cuerpo para producir DHA es limitada. Un aporte suficiente de DHA es especialmente importante durante el último trimestre del embarazo, momento en el que el cerebro del bebé se desarrolla a más velocidad y en el que el bebé empieza a almacenar DHA para después del nacimiento9. La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) recomienda a las mujeres embarazadas y lactantes que consuman 100-200 mg de DHA preformado (suplemento) al día, además de las 1-2 raciones de pescado (en especial pescado graso) a la semana que se recomiendan a la población general10. Algunos países recomiendan evitar los pescados de gran tamaño, como el tiburón y el pez espada, puesto que pueden contener grandes cantidades de contaminantes, como el mercurio11.
Las vegetarianas y las veganas deben prestar especial atención para asegurarse de que obtienen nutrientes suficientes que normalmente se ingieren al comer productos animales (proteínas de alta calidad, ácidos grasos de cadena larga de la serie omega-3, hierro, zinc, calcio y vitaminas D y B12).
Consejos sobre la preparación y la cocción de los alimentos durante el embarazo
Es especialmente importante preparar los alimentos de forma segura y tener buenos hábitos higiénicos para evitar enfermedades de transmisión alimentaria, puesto que existen bacterias y parásitos que pueden suponer un riesgo para el feto1-4. Las mujeres embarazadas deben evitar comer carne y pescado crudos (incluidos ahumados sin cocinar, por ejemplo, salmón ahumado), así como huevos crudos (por ejemplo, en mousse, merengue o mayonesa casera). Estos tipos de alimentos siempre deben estar bien cocinados antes de consumirlos, puesto que el calor destruye las bacterias y los parásitos potencialmente dañinos1-4. Además, hay que asegurarse de que la carne se almacena y se manipula aparte de cualquier alimento listo para comer, como ensaladas, para impedir la transferencia de bacterias dañinas4. También habría que evitar los productos cárnicos elaborados a partir de carne cruda, como el jamón curado o el salami, o los "patés", que también pueden contener bacterias dañinas. Por el contrario, es seguro consumir embutidos cocidos, como el pavo, el jamón cocido o el pollo1-4. Las ensaladas, las frutas o las verduras que se consuman crudas deben lavarse minuciosamente o pelarse antes de su consume2-4. Hay que evitar el consumo de leche y productos lácteos crudos, así como quesos madurados con moho (como camembert o brie) (algunos países recomiendan evitar todo tipo de quesos de pasta blanda)1-3,12. Antes y después de manipular alimentos, hay que lavarse bien las manos con jabón. Asimismo, hay que mantener limpios los utensilios y las superficies de la cocina lavándolos con agua jabonosa, en especial después de manipular productos crudos4.Además, hay que comprobar la temperatura del frigorífico, que debe ser de 5 °C o inferior1,4.
Bebidas
Mantenerse hidratado también es importante, y las mujeres embarazadas deberían incrementar la ingesta de líquidos unos 300 ml al día1,4,13.
No es necesario evitar la cafeína durante el embarazo, pero debe limitarse su consumo1-4. Para las embarazadas resulta seguro consumir hasta 200 mg de cafeína al día, el equivalente de 2-4 tazas de té o 2 cafés cortos3,14.
La mayoría de los países recomiendan a las embarazadas que se abstengan de consumir alcohol durante el embarazo, puesto que no se ha determinado ningún nivel seguro e incluso pequeñas cantidades pueden resultar dañinas para el bebé15.
Náuseas matutinas y antojos
Muchas embarazadas sufren náuseas y vómitos durante el primer trimestre. Aunque se desconocen las causas exactas, se cree que los cambios hormonales tienen algo que ver4. Con frecuencia los síntomas son peores tras un periodo de ayuno más prolongado, como por las mañanas1. Comer varias veces al día haciendo ingestas pequeñas en lugar de unas pocas comidas de gran tamaño puede contribuir a aliviar los síntomas y es mejor no saltarse ninguna comida1,4. Descansar mucho, evitar alimentos u olores que desencadenen los síntomas y consumir jengibre fresco o té de jengibre también pueden reducir los síntomas 4. En caso de náuseas matutinas graves, lo mejor es consultar con un profesional de la salud1,4.
Algunas mujeres también experimentan antojos y aversión a ciertos alimentos, pero se sabe poco sobre qué los provoca4. Está bien darse un antojo, con moderación, como parte de una dieta equilibrada y sana4.
Ejercicio durante el embarazo
Mantener una actividad física durante el embarazo tiene muchas ventajas, entre las que se incluyen un riesgo más bajo de padecer diabetes gestacional y preeclampsia (presión sanguínea elevada), mejor estado de forma durante el embarazo y, posiblemente, un trabajo de parto más breve1,4. Se recomienda a las embarazadas hacer ejercicio a diario, y deberían elegir actividades de intensidad moderada, como la marcha, el trote suave o la natación1,2,4. Se desaconsejan las actividades con alto riesgo de caída y los deportes de contacto2,4. Es importante evitar quedarse sin resuello y, en caso de síntomas poco habituales, lo mejor es consultar con un profesional de la salud4.
Conclusión
Una dieta sana y un aporte suficiente de nutrientes esenciales son cruciales, no solo durante el embarazo, sino incluso antes, para favorecer el desarrollo sano del bebé. Una buena higiene y una atención adicional al preparar la comida son fundamentales para reducir el riesgo de sufrir una enfermedad de transmisión alimentaria. Tratar de mantener un peso saludable antes del embarazo y durante este, así como realizar ejercicio y mantenerse hidratada son otras formas de favorecer la buena salud de la madre y el bebé y de reducir el riesgo de complicaciones. Mantener los buenos hábitos de alimentación y de estilo de vida después del embarazo también es importante para conseguir una lactancia materna óptima, y para la salud y el bienestar generales.
Se recomienda a las mujeres que planifican quedarse embarazadas que hablen con un profesional de la salud que les proporcione asesoramiento personalizado sobre cómo prepararse mejor para el embarazo.
Referencias
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